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Williams prosigue su particular caída a los infiernos

La pretemporada ha puesto de manifiesto que Williams prosigue con su caída a los infiernos desde que empezara la era híbrida en 2014. Por lo visto en Barcelona solo el motor Mercedes optimiza a un coche con unos discutidos chasis y pilotos.

( palabras)
Williams prosigue su particular caída a los infiernos
Fuente imagen: Williams

Una de las sorpresas más agradables en el comienzo de la actual era híbrida allá por el 2014, fue la vuelta del equipo Williams a las posiciones de cabeza. Los de Groove llevaban desde 2005 escondidos en la parte media baja de la tabla y solo algún podio, y, la sorprendente victoria de Pastor Maldonado en el Gran Premio de España 2012 les hacían asomar la cabeza en lugares que no correspondían a los ingleses por potencial.

Sin embargo, con la nueva Fórmula 1 que se estrenó hace cuatro años todo cambió. La veteranía de Felipe Massa y la juventud de Valtteri Bottas unidas al mejor motor de la parrilla, el Mercedes, convirtieron a Williams en el equipo revelación y en el coche más constante tras el campeón W05 de Mercedes. Sin ir más lejos en aquel 2014 Williams, además de una pole, logró nueve podios, uno más que los logrados desde 2005 a 2013. Hoy cuatro años después, nada queda de eso.

 

 

Mientras que en esta difícil Fórmula 1 híbrida todos los equipos han ido evolucionando en mayor o menor medida, Williams ha involucionado. De los 320 puntos sumados en 2014, bajaron hasta 257 en 2015, los 138 de 2016 y los pobres 83 del año pasado. Para este año, la cosa no parece que vaya a cambiar, y si nos ceñimos a los test los 83 puntos de 2017 no se superarán en este 2018.

¿Por qué esta caída a los infiernos del tercer equipo más histórico de la Fórmula 1? Muy sencillo. Williams se ha quedado atrás en todo. El motor Mercedes sigue siendo el mejor, pero ya no tiene la superioridad que atesoraba en 2014, una superioridad que le hacía camuflar su gran punto débil, la aerodinámica. El pobre chasis que Williams ha mostrado desde 2014 se podía compensar con el motor alemán, pero una vez que las fuerzas en los motores se fueron igualando y el año pasado la normativa se volviera más aerodinámica, las carencias de Williams quedaron al descubierto más que nunca, con uno de los peores chasis de la parrilla en 2017.

 

 

No solo de ahí viene la caída. La economía de Williams está cada vez más al límite. Su gran principal fuente de ingresos en estos últimos años, Martini, ya ha anunciado que dejará a los de Groove una vez acabe la temporada y la situación sin la marca de bebida alcohólica se vuelve muy complicada.

Y ya para acabar con las respuestas a por qué esta caída, la última viene con su otra fuente de ingresos, los pilotos de pago. Stroll tiene ante sí una última oportunidad de demostrar el talento que tiene, si es que lo tiene, ya que, si el canadiense no mejora lo realizado en 2017 será difícil pensar en un tercer año en la Fórmula 1. El otro piloto, Sirotkin llegó de la nada y por sorpresa a Williams y ha llegado con el recelo de la afición y con la etiqueta de piloto de pago, lo que convierte a Williams en la pareja más insulsa del campeonato. Lo cierto es que Kubica en los test y con casi 200 vueltas de desventaja sobre Stroll y Sirotkin, fue más rápido que el canadiense y se quedó a 5 décimas del mejor tiempo del ruso.

 

 

Una mezcla que hacen de Williams el equipo que menos ha mostrado en Barcelona y el equipo del que menos esperamos los aficionados en Australia. El peor tiempo de todos los test fue de Stroll, el cuarto peor el de Kubica, con Verstappen de por medio, y el sexto peor el de Sirotkin. Pocas esperanzas para uno de los equipos más legendarios de la Fórmula 1.

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